Es natural que una madre tenga muchas inquietudes frente a como alimentar saludablemente a sus hijos; en esta oportunidad comparto la orientación a inquietudes muy frecuentes.
Qué hacer cuando no quiere desayunar?
Si tu niño no está acostumbrado a desayunar es posible que tome tiempo para que entre en la rutina. Una vez se haya acostumbrado no querrá evitar ya más la primera comida del día. Estos son algunos consejos: empieza a acostumbrarlo desde pequeño (una fruta, cubitos de queso, un vaso de yogur) son algunas opciones para empezar el hábito. Busca un cereal frío que le guste. Permítele escoger en el supermercado entre dos cajas de cereales (que usted escogió previamente comprobando su composición) que contengan proteína y fibra. Involúcralo en la preparación del desayuno. Deja que prepare el cereal, la avena o escoja la fruta que desea comer. Dale ejemplo y desayuna con toda la familia.
Si tu hijo come poco ¿Cómo saber que está bien alimentado?
Algunos de los aspectos que puedes verificar son: la cantidad de energía que tiene el pequeño, el tono muscular, los ojos brillantes y el cabello sedoso. Vigila igualmente los tipos de alimentos que está consumiendo.
Existen elementos para estar atentos que tenidos en cuenta como consejos para solucionar esta inquietud y son los siguientes:
Controla los horarios de sus comidas, verifica si tiene el tiempo para desayunar tranquilo y consumir lo que le ofreces, verificar si verdaderamente consume lo que se le envía en la lonchera, si a la hora de comer rechaza de forma continua algunos alimentos, deben ser sustituidos por otros con aportes nutricionales muy similares, para evitar la pérdida de peso o alguna deficiencia vitamínica
Que hacer frente a la inapetencia muy típica de esta edad?
No cabe duda que, cuando los hijos comen mal, la comida o la cena del día pueden convertirse en un auténtico infierno. Muchas veces, la causa de los problemas que los niños tienen para comer bien se encuentra precisamente en el propio seno familiar. Los pediatras y en general los profesionales de la salud coinciden en que "en general, el niño que come mal es porque en casa hay unos hábitos alimentarios incorrectos". Esto puede ser subsanado si se tiene algunas recomendaciones como:
No ceder. Los niños son capaces de manipular a cualquiera y muchas veces consiguen lo que quieren: que les cambien el plato por otro que les guste más. Nunca se debe ceder ante su chantaje emocional. No se le debe dar todo lo que quiere porque, de ser así, sólo comería fritos, rebozados, dulces y nada de fruta, verdura y pescado".